Como los villancicos, el mercadillo solidario o el belén, nuestra visita anual al Museo Arqueológico es otra de las tradiciones navideñas de los alumnos de 2º Bach. de Historia del Arte.

Una visita la tarde anterior a las notas en un museo muy vacío (frente al mogollón que es siempre el Museo del Prado de marzo/abril) en donde podemos andar a nuestro aire e ir picoteando desde el mundo clásico al islam, del paleocristiano al románico o la Dama de Elche íbera.

Entre tanto , los alumnos (que siempre son distintos y aportan cada año nuevas formas de ver y entender el arte) comienzan a descubrir cuánto les ha aprovechado el trimestre, y se emocionan reconociendo las partes de la Mezquita de Córdoba, discutiendo sobre el tipo de teselas de los mosaicos o dándole nombres y características a obras que, unos meses atrás, les habrían dejado por completo indiferentes.

Se dan cuenta que los esfuerzos les están cambiando, haciéndoles madurar sin que casi se note , y el museo deja de ser un lugar aburrido para convertirse en una cosa apasionante llena de misterios por descubrir, pues ellos están adquiriendo las herramientas para entender las cosas más allá de sus puras apariencias.

Gracias por dejarme acompañaros en todo este maravilloso camino; es lo mejor que puede pasarle a un profesor.

(En el Museo del Prado nos vemos en unos meses)