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Haciendo “cadáveres exquisitos”

En torno a 1925, los surrealistas crearon un juego: el cadáver exquisito.
El primer jugador tomaba un papel y comenzaba a escribir (o dibujar). Al terminar doblaba la hoja para que el siguiente jugador sólo pudiera ver la última línea (o algunos trazos del dibujo). Sobre esta base seguía escribiendo, repitiendo una vez y otra vez los pasos.

Este juego que unía poesía (o dibujo) y azar creaba extrañas imágenes y metáforas que fascinaron a artistas como Lorca, Dalí o Neruda.

Ahora los hechizados por estos nuevo cadáveres son los alumnos de lengua de 1º A y E que han llenado toda una pared del pasillo con sus composiciones.

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